PUBLICACIONES

Revista NATS AÑO XIV - N.° 18 / Febrero 2010 / Publicación Semestral
Revista Internacional NATs desde los Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores
Rebrotan todavía los ecos de las celebraciones por los veinte años de la aprobación de la Convención sobre los Derechos del Niño. Miles de eventos en todo el mundo, seminarios, marchas de júbilo, condecoraciones varias de tal o cual «defensor» de la infancia, programas de televisión, actos oficiales… En fin, un altisonante ruido de bombos y platillos para homenajear «la magnífica suerte y progreso» de los niños en la sociedad contemporánea. Todo aparentado en un unánime consenso de buenas intenciones, de angélicas voluntades, de remordimientos colectivos por los abusos cometidos, de buenos propósitos para el futuro…
Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp
Índice
Detalles de la Revista
Editorial
Índice
SECCIÓN ANTOLÓGICA
Evaluación e incidencia de la Convención sobre los Derechos del Niño a veinte años de su aprobación 1989-2009
Alejandro Cussiánovich
Espacio público y participación
Giangi Schibotto
Ciudad sentida y ciudades creativas: Un aporte a la política pública en torno al trabajo infantil
Tatiana Bernal
Derechos: Significados para niños y niñas en diferentes contextos sociales y culturales
Manfred Liebel
SECCIÓN MONOGRÁFICA
El trabajo de los niños como estrategia familiar en el contexto de desregulación de la economía peruana de los años 90
Robin Cavagnoud
Aproximaciones para el análisis del trabajo infanto adolescente en la producción y reproducción de la unidad doméstica/económica
Henry Chiroque
Explotación infantil jornalera y capitalismo postfordista
Valentina Glockner
SECCIÓN BIBLIOGRÁFICA
Mondes en Développement
Enfance et Développement
La Montée des Incertitudes
Robert Castel
De la Montaña a la Frontera. Identidad, representaciones sociales y migración de niños
mixtecos de Guerrero
Valentina Glockner Fagetti
Adolescentes trabajadores en espacios públicos de la ciudad de México: Una etnografía Urbana
Gustavo Pérez Carreó
Iskay Yachay y Paya Yatiwi en las Comunidades andinas
Grimaldo Rengifo Vasquez
La experiencia de organización propia. ¿Qué es eso de participar?
Alejandro Cussiánovich Villarán, Moisés Bazán Novoa
Perfil de niños-as y adolescente en situación de calle
Voces para Latinoamérica
Participación de niños y niñas. Balance a los veinte años de la convención
Jorge Castro M., Alejandro Cussiänovich V., Luis Tejada R., Jorge Valencia Corominas
Cuentos bien derechos
Every Child
Ensayos en ciencias sociales 3
Enrique Jaramillo G., Marté Sánchez V., John James Beraún Ch., Alan Joe Berún Ch., Jemson Davis C.
Sobre la alfombra mágica. La actoría social de la infancia
Alfredo Pérsico Gutiérrez, Javier Urbina
Hemos recibido
SECCIÓN EVENTOS
XX Congreso panamericano de niño, niña y adolescente, Lima – Perú 2009.
Participación de MNNATSOP en la reunión organizada por el grupo de consejo maximizando la participación de los NNA en el proceso de reporte de la CDN realizada en Ginebra-setiembre 2009.
Seminario internacional «Todos los derechos para todas las infancias*, Perú-octubre 2009.
Congreso Mundial sobre Justicia Juvenil Restaurativa, Perú – noviembre 2009.
XX Años de la Convención sobre los derechos del Niño, actividades celebradas en el Perú.
8° Encuentro Africano de Niños y Jóvenes Trabajadores, Cotonou Benín – octubre 2009.
Intercambio Intercultural de experiencias organizativas realizadas en Andalucía – Sevilla, invitación de Save The Children – España 2009.
SECCIÓN DOCUMENTOS
Comunicado de solidaridad del MOLACNATs con el pueblo de Haití.
Contra la explotación – con productos hechos por niños y niñas – Día Mundial de los NATs.
Recomendaciones finales del primer Foro Panamericano de niños, niñas y adolescentes.
III Congreso Mundial sobre los derechos de la niñez y la adolescencia.
Los niños, niñas y adolescentes reunidos en el III Congreso Mundial sobre los derechos de la niñez y la adolescencia.
Comentarios generales al informe de la OIT sobre: El movimiento mundial contra el trabajo infantil 2009 – Avances y dirección futura.
Detalles de la Revista
Fundadores
Alejandro Cussiánovich
Giangi Schibotto
Manfred Liebel
Directora Responsable
Elvira Figueroa Sempértegui
Consejo Editorial
MNNATSOP
IFETANT
INFANT
MANTHOC
AUSPICIAN:
• Minka – Junta Castilla La Mancha
Los artículos son de exclusiva responsabilidad de sus autores y pueden ser citados o reproducidos
indicando la fuente.
Hecho el depósito legal N° 2000-4382
Impreso en el Perú
Febrero 2010
Diseño de Carátula y Diagramación
Daniel Carpio Ruiz
Editora DISKCOPY S.A.C.
Telefax: 445-5902 / 446-3035
E-mail: ventas@editoradiskcopy.com
Foto de Carátula e interiores
IFEJANT
Colaboradores en este Número
Giangi Schibotto
Tatiana Bernal
Manfred Liebel
Henry Chiroque
Robin Cavagnoud
Valentina Glockner
Alejandro Cussiánovich
Responsables de la edición y publicación
Yakelin Loi Caycho Tacza
IFEJANT
Dirección de Redacción
Av. Tomás Guido # 257
Lima 14 – Perú
E-mail: ifeiant@amauta.rcp.net.pe
Teléfono: 00511-266 1227
Teléfono-Fax: 0051-1-265 5160
Editorial
Rebrotan todavía los ecos de las celebraciones por los veinte años de la aprobación de la Convención sobre los Derechos del Niño. Miles de eventos en todo el mundo, seminarios, marchas de júbilo, condecoraciones varias de tal o cual «defensor» de la infancia, programas de televisión, actos oficiales… En fin, un altisonante ruido de bombos y platillos para homenajear «la magnífica suerte y progreso» de los niños en la sociedad contemporánea. Todo aparentado en un unánime consenso de buenas intenciones, de angélicas voluntades, de remordimientos colectivos por los abusos cometidos, de buenos propósitos para el futuro…
Ahora que ya ha transcurrido esta borrachera, en parte retórica y ambigua, creemos necesario que vuelva el tiempo de la distinción y de la reflexión.
Distinción entre quienes estaban plenamente legitimados para celebrar y defender la Convención y quienes la han instrumentalizado para cubrir, con una fachada de cartón y yeso, la cara política y éticamente criminal de la sociedad contemporánea con relación a la infancia. Pues a celebrar la CDN han sido tanto los movimientos organizados de NATs, como políticos corruptos y defensores de intereses que contrasta abruptamente con el tan alabado «interés superior del niño*; han sido organizaciones populares sincera y coherentemente comprometidas con la labor de construcción de un nuevo contrato social con la infancia, y han sido institucionalidades públicas, gremios financieros o empresariales que se conformarán con unos toques de trompeta, unos adornos para hipócritas remordimientos de conciencia, y luego regresarán a sus juegos de avidez y cinismo.
Hay que ser claros: no a todos los que han participado en estas celebraciones el movimiento les reconoce legitimidad ética y política, real y simbólica, histórica y utópica como para ponerse el membrete de la Convención y recobrar con ello inculpabilidad e impunidad frente a la infancia.
Poco antes de que el mundo entero, por un momento aparentemente reunificado en nombre de los niños, celebrara los veinte años de la CDN, se hizo público el último informe de la FAO. De ello se desprende que, a raíz de la crisis económica que ha estremecido este planeta globalizado, tan solo en este año cien millones más de personas van a sumarse a los que sufren hambre; no se está diciendo carencia de vivienda, de educación, de servicios de salud, sino pura, sencilla, y trágicamente hambre. Y la tendencia es la de un aumento progresivo año tras año. La reducción del hambre en el mundo de un 50% entre el 2015 era uno de los más importantes «millennium development goals», que con tanto énfasis las principales organizaciones ligadas a la ONU habían anunciado a todos los pueblos. Hoy los mismos dirigentes de la FAO reconocen que todo ha sido una mentira y que estamos frente a un trágico «millenium autogoal». Se calcula que hoy, haya en total personas hambrientas en el mundo de alrededor de mil cien millones y de ellas por lo menos quinientos mil son niños. ¿Qué habrán pensado estos niños si a alguno de ellos le ha pasado de percatarse de que se estaban celebrando en todo el mundo «sus derechos»? O ¿qué habrán pensado aquellos niños trabajadores que se ven obligados a una desamparada clandestinidad por insensatas políticas jurídicas que queriendo «erradicar» el trabajo infantil terminan finalmente con querer «erradicar» a los niños trabajadores? Pues justamente en esta efeméride de la CDN rebrotan como hongos venenosos las políticas de «limpieza social, de «recuperación», manu militari, del espacio público, de persecución policiaca de los hijos de los migrantes, de corte definitivo y quirúrgico de este «cáncer» que son los pobres y sus niños, en esta sociedad que mientras se maquilla la cara con unos cosméticos de segunda mano, sigue impune al pisotear un mínimo sentimiento de «pietas» humana hacia los niños.
No se quiera imputarnos una excesiva dureza. Quisiéramos poder ser más amigables y «diplomáticos». Nos lo impiden las quinientas mil caras de aquellos niños hambrientos, que nos obligan a una indignación que sale de las entrañas del alma. Pues el hambre es un crimen; sobre todo el hambre no es una catástrofe natural: es economía, política, abuso de poder, en fin «delito contra la humanidad». Y los delitos tienen responsables, exigen denuncias, exigen penas, sanciones, rechazo y ostracismo hacia quien carga sobre sus hombros precisas responsabilidades.
La CDN no es un proyecto de nuevo contrato con la infancia a costo cero. La CDN, que el movimiento de los NATs valora como importantísimo instrumento de orientación jurídica y ética, supone un horizonte de crítica profunda y hasta «agresiva a los mecanismos sociales, económicos y políticos todavía hegemónicos en el mundo contemporáneo, indica una superación de la dramática esquizofrenia histórica que junta los himnos celebrativos con una voluntad conservadora y hasta reaccionaria, alude a la incompatibilidad, absoluta y sin mediaciones, entre el respeto del «derecho superior del niño» y la defensa, terca y obstinada, de poderosos mecanismos de marginación, exclusión y opresión de la infancia. Por ello el movimiento de los NATs considera que todo discurso sobre los derechos del niño no pueda ir escindido de los procesos organizativos de la infancia, pues la institucionalidad jurídica de instrumento potencialmente represor se vuelve herramienta de liberación tan solo si hay fuerzas y movimientos sociales organizados que la sepan encauzar en esta dirección.
Es por ello que rechazamos rotundamente el uso coactivo y compensatorio de la legislación frente al trabajo de los niños y apostamos a la organización liberadora de los NATs, pues no avalamos la judicialización de problemas sociales no resueltos; queremos más bien, superando estigmas dogmáticos y excluyentes, valorar a los NATs en su propia identidad y en su propia energía crítica, reivindicativa y utópica, pues un horizonte utópico puede animar también un concreto tejido histórico.
Hace dos años los «erradicacionistas» anunciaron, con propicia autoevaluación de sus propios programas, que el trabajo infantil estaba empezando a disminuir en el mundo. Ya en otras ocasiones contestamos al fundamento científico de aquellas estimaciones, que nos parecían corresponder al hábito de querer adecuar la realidad al pensamiento y no al revés. Pero hoy día, la irrupción de una dramática crisis económica en la vida de millones de niños en todo el mundo ha hecho trizas de aquellas estadísticas. O ¿todavía alguien tiene la desfachatez de decirnos que mientras aumentan los niños hambrientos en el mundo disminuyen los niños trabajadores? O que la causa del aumento del hambre es la así llamada «reproducción intergeneracional de la pobreza*, supuestamente imputable al trabajo de los niños? Y ¿no la anomia cruel e indecente que se ha desparramado desde el mercado neoliberal al conjunto de las relaciones sociales, produciendo insensibilidad ética y una desastrosa ingeniería social dominada por una maquiavélica razón instrumental?
Todo ello creemos nos legitime a cuestionar ética y políticamente las millonarias inversiones que se gastan en programas para la «erradicación» del asi llamado trabajo infantil. programas como IPEC, de la OIT, o iniciativas culturalmente colonizadoras como la Global March. Ya ha vencido el tiempo de la espera de resultados milagrosos y ha llegado el momento que con seriedad, transparencia y severidad se evalúen los logros efectivos del empleo de tantos recursos.
Ya basta de palabreos, de sutilezas, de bizantinismos. De un lado tenemos quinientos mil niños que se mueren de hambre; por otro lado 230 millones de niños trabajadores, que con su trabajo intentan encarar la crisis y rehacer su propia geografía existencial, una cartografía individual y colectiva con itinerarios de inclusión y de cambio. ¿Cuál es entonces la prioridad? ¿Dónde está el escándalo? ¿Cuál es el crimen que tenemos que sancionar?;¿Por qué a nadie hasta hoy se le ocurrió, aunque fuera de forma simbólica, establecer una » edad mínima» por debajo de la cual no se pueda sufrir hambre?
En todo este contexto ¿qué significan hoy la firma y la ratificación de los convenios 138 y 182 de la OIT, sobre la edad mínima de acceso al trabajo y sobre la *lucha contra las peores formas de trabajo infantil*? ¿Qué significa seguir con esta impositiva y casi policiaca vigilancia para que los estados recojan en sus legislaciones una normatividad abstracta y estigmatizante; una normatividad que finalmente empuja a los niños y adolescentes trabajadores dentro de un reducto de ilegalidad, de discriminación, de desamparo jurídico, social y cultural, de hecho propiciando y justificando el abuso, la represión, en fin, un inmisericorde proceso de marginación y exclusión.
La compulsiva imposición en la Latinoamérica de los Planes Nacionales de Erradicación del «trabajo infantil» ha sido un nuevo ejemplo de una terca voluntad de homologación arrasadora de las diferencias, dentro de una actitud autoritariamente y hasta agresivamente paternalista. Estos planes han fracasado rotundamente y se han tragado un impresionante monto de recursos que bien se habrían podido emplear en responder las demandas económicas y sociales de los niños y adolescentes trabajadores organizados. Mientras tanto la inversión social para la infancia sigue reduciéndose y las políticas de distribución de la riqueza se hacen cada vez más injustas e inhumanas en la Región.
“El movimiento de los NATs bien lo sabe que el problema no radica en el trabajo, sino en la explotación; bien lo sabe que de lo que se trata es de lograr constituirse como movimiento social para así poder articular lo jurídico con lo político, lo formal con lo concreto, lo ético con lo social y lo económico, en fin, los principios con las demandas, con las reivindicaciones y las conquistas concretas. El movimiento de los NATs sigue luchando por la dignidad del niño trabajador, dignidad que significa algo radicalmente distinto del trabajo «decente» del que nos habla la OIT. Pues «decencia» alude a un umbral mínimo de aceptabilidad temporánea, a una suerte de «estrategia de sobrevivencia» a la espera de tiempos mejores, a una adaptación pragmática y sin aliento proyectual. «Dignidad» por lo contrario nos dice lo profundo del hombre y por ende del niño y del niño trabajador; alude a la resiliencia y a la incidencia históricas de los movimientos sociales de niños y adolescentes trabajadores que luchan por hacer posible el tránsito de la condición de víctimas al estatus de actores sociales, el tránsito del anonimato a la identidad, de la jaula de una realidad impuesta a un horizonte de transformación y cambio social.
Para que finalmente no haya ni un solo niño en el mundo que no tenga comida y si haya niños que trabajan en condiciones dignas, organizados entre ellos y solidarios con el proyecto para una nueva, libera y éticamente renovada humanidad.
La Revista Internacional NATS