Índice
1. Editorial
2. Una Mirada Otra sobre «Trabajo Infantil». Imperativo Ético y Exigencia Política.
Alejandro Cussiánovich
3. Los NNATs y la OIT
Andrés Sanz
4. América Latina: la Organización Internacional del Trabajo y el misterio del «trabajo infantil indígena«.
Manfred Liebel
5. El Informe Global OIT del 2010: El Triunfo de la Razón Metonímica.
Giangi Schibotto
6. ¿Erradicación del trabajo infantil o trabajo digno para niños trabaiadores? – Anotaciones al nuevo Informe Global sobre trabajo infantil de la Organización Internacional del Trabajo – Análisis crítico y detallado del «Informe Global OIT 2010-2°
Manfred Liebel & Iven Saadi
7. «Hacia un mundo con trabajo digno para los niños y niñas y adolescentes: pasos al 2016»
Colectivo virtual
8. Análisis y Reflexión.
Ifejant
9. Comunicados y Pronunciamientos.
10. Tríptico: Encuentro La Haya.
Detalles de la Revista
Publicación Semestral
Fundadores
Alejandro Cussiánovich
Giangi Schibotto
Manfred Liebel
Directora Responsable
Elvira Figueroa Sempértegui
Consejo Editorial
MNNATSOP
IFEIANT
INFANT
MANTHOC
AUSPICIAN:
Minka- Centro de Promoción y Solidaridad
Castilla-La Mancha
Colaboradores en este Número
Giangi Schibotto
Manfred Liebel
Alejandro Cussiánovich
Andrés Sanz
Iven Saadi
Responsables de la edición y publicación
Javier Mercado C.
IFEJANT
Dirección de Redacción
Av. Tomás Guido # 257
Lima 14 – Perú
E-mail: ifejant@amauta.rcp.net.pe
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Los artículos son de exclusiva responsabilidad de sus autores y pueden ser citados o reproducidos
indicando la fuente.
Hecho el depósito legal N° 2000-4382
Impreso en el Perú
Octubre 2010
Diseño de Carátula y Diagramación
Daniel Carpio Ruiz
Editora DISKCOPY S.A.C.
Telefax: 445-5902 / 446-3035
E-mail: ventas@editoradiskcopy.com
Foto de Carátula o interiores
IFEJANT’
Editorial
MÁS DE LO MISMO…
El 10 y 11 de Mayo, en La Haya, tuvieron lugar dos eventos simultáneos y paralelos, pero de significado divergente y totalmente antitético. En el primero se citó a representantes de los «poderes fuertes» del mundo: gobiernos, grandes instituciones internacionales, funcionarios, expertos, representantes de los empresarios y de los sindicatos. Más de quinientas personas, convocadas por la OIT y el gobierno de Holanda, llegando a la sede de la Conferencia con sus carros de lujo, sus corbatas y maleti-nes, precedidos por una poderosa campaña mediática que había invadido cuanto medio de comunicación fuera posible, desde prensa y televisión hasta internet y publicaciones varias. El segundo evento fue aparentemente más modesto, casi minimalista si se juzgara tan sólo en base a las apariencias. Unas veinte personas, reunidas casi anónimamente en un Instituto de Ciencias Sociales, llegando con medios públicos de transporte, casi desapercibidos por la prensa, con un estilo informal y con escasos medios a disposición. Sin embargo la ligazón entre los dos eventos se hizo visible desde el primer día de la Conferencia de la OIT, cuando, frente a la sede de la misma, los sorprendidos invitados se encontraron con unos niños y adolescentes trabajadores procedentes de América Latina que distribuían folletos y documentos que aclaraban críticamente unos cuantos puntos.
¿Qué había pasado?
Lo de siempre. La OIT había convocado una mega Conferencia para elaborar una «hoja de ruta con el fin de individuar los «pasos para la erradicación de las peores formas de trabajo infantil hacia el 2016. Lo había hecho con su consabido estilo magniloquente, hiperbólico, coreográfico, casi para compensar, con una suerte de exageración teatral, la modestia de los resultados de sus políticas dirigidas a los niños trabajadores. Y como siempre, pero esta vez con una auténtica desfachatez ética, no había invitado a ningún representante de las organizaciones de niños, niñas y adolescentes trabajadores que en todo el mundo luchan por el reconocimiento de sus derechos, en primer lugar el derecho a un trabajo digno, respetado y reconocido como forma no tan sólo de sobrevivencia, sino también como itinerario para la conquista de un rol, de una identidad, de una subjetividad individual y colectiva, personal y social. Y no es que la OIT se había olvidado de invitar a esta Conferencia a estos representantes de los movimientos de NNATs, pues no se trata de procesos organizativos de la infancia trabajadora que por su fuerza y envergadura puedan pasar desapercibidos. La OIT no había conscientemente querido invitar a estos niños y niñas, pues de haberlo hecho se hubiera públicamente encontrado con un discurso distinto, críticamente distinto, polémica y políticamente distinto de lo que se pretende contrabandear como un pensamiento único frente al así llamado «rabajo infantil». La prueba de que no es de amnesia que sufre la OIT, es que en el propio documento base para dicha conferencia se les menciona, aunque con graves imprecisiones históricas cuando del proceso de lucha contra la explotación se trata.
La lógica erradicacionista es intrínsecamente dogmática y, como todos los dogmatismos, fácilmente se convierte en una práctica colonizadora que quiere arrasar con las diferencias y las alteridades discursivas. Sobre todo cuando los resultados de dos décadas de política erradicacionista, los mismos resultados vergonzosamente inconsistentes que el último informe de la OIT maquilla pero al mismo tiempo admite a regañadientes, le están quitando piso a la pretensión de que el paradigma abolicionista sea verdad indiscutible y axiomática. Pues justamente el último informe global, que la OIT prudentemente ha hecho público cuando faltaban tan sólo dos días para la conferencia de La Haya, arroja datos y evidencia procesos que desarman todo el edificio abolicionista, debilitando sus cimientos y cuestionando su entera arquitectura.
Podría haber sido para la misma OIT una excelente y positiva oportunidad, no tanto para rezar un «mea culpa» que nadie le ha pedido, sino más bien para empezar un honesto y decoroso proceso de revisión crítica que le hubiera permitido salir de la jaula dogmática a la que ella misma se ha confinado. Y de una vez por todas terminar con su estilo rígido y monologante, con su soberbio soliloquio, abriéndose finalmente a una práctica discursiva dialogante, inteligente y democrática con posturas distintas de la propia. Podría haber sido un sano ejercicio de confrontación con sus propios límites y el reconocimiento, demasiadas veces postergado, de que frente a un fenómeno tan complejo y multifacético como la infancia trabajadora todo discurso unívoco, simplista y estereotipado no tiene capacidad de sustentarse.
Desafortunadamente se prefirió otro camino. El de la terca insistencia en reafirmar lo que la realidad contradice, el del encierre autorreferencial de quien tan sólo se mira al espejo. El camino, finalmente, del «club priveé», del «hortus conclusus», de la torre de marfil que configura un espacio de exclusión promovido por instituciones que de la inclusión tendrían que hacer su propia razón de existencia y legitimación. El no haber invitado a ningún representante de los movimientos organizados de los niños, niñas y adolescentes trabajadores ha sido un acto gravísimo de desprestigio, de menosprecio, de injustificada arrogancia no sólo en contra de estos mismos movimientos, sino en primer lugar en contra de la Convención de los Derechos del Niño, que en el artículo 12-1 dice textualmente: «Los Estados Partes en la presente Convención garantizarán al niño que esté en condiciones de formarse un juicio propio el derecho de expresar su opinión libremente en todos los asuntos que afectan al niño, teniéndose debidamente en cuenta las opiniones del niño…». Por ello que sugerimos a UNICEF, cuya participación en dicha conferencia nos parece cuanto menos incohe-rente, de organizar cursos de «alfabetización» sobre derechos del niño para los funcionarios de la OIT, y de las ONG’s que la han secundado a pié juntillas, pues todos estos pareciera no haber nunca leído la Convención. Ojalá que así puedan finalmente entender que la época del salvacionismo autoritario, de la colonización que se autojustifica como misión de civilización frente a una supuesta barbarie ha terminando. Ojalá que alguien, más temprano que tarde, logre explicarles a todos estos funcionarios el ABC de los derechos humanos, de la democracia, del decoro ético, de la sensibilidad humana, del respeto político, de la coherencia cívica, del diálogo intercultural, de la reciprocidad cooperativa.
Por todo ello se organizó el segundo encuentro del que hablábamos al inicio. Encuentro, decíamos, aparentemente mucho más modesto, si los números lo dijeran todo. Veinte per-sonas, escasos recursos, limitadísima cobertura mediática, ningún carro de lujo, ninguna corbata o maletín, ningún funcionario con importantes cargos en tal o cual gobierno o poderosa institución internacional.
:David contra Goliat!
Pero bien saben los historiadores que los eventos determinantes muchas veces hay que buscarlos en las cuevas recónditas, que los riachuelos subterráneos pueden traer más agua que los poderosos ríos de superficie, que todos los grandes cambios empiezan por acciones aparentemente pequeñas, pero de gran valor simbólico y de profunda lucidez en su orientación estratégica. Pues en el encuentro paralelo de La Haya sí estaba presente la infancia trabaja-dora, delegados de los movimientos de América Latina, con el apoyo de los movimientos hermanos de Asia y África. Estaban presentes las voces de los niños trabajadores, su vida, su cultura, su historia, su protagonismo. Y era otra narración la que nos han ofrecido, en los mismos días en que a poca distancia la gran orquesta del oficialismo erradicacionista celebraba su desafinado concierto. Era otra narración. que iba conformando un teido alternativo de relatos, de experiencias, de ideas y propuestas cuyos delicados y al mismo tiempo fuertes colores la OIT había querido desterrar de su ampulosa Conferencia, que finalmente habría devenido en una triste película en blanco y negro.
En el Encuentro paralelo los delegados de los movimientos de niños trabajadores han querido en primer lugar declarar su existencia y la densidad social y política de esta existencia, han querido declararle al mundo que, después de treinta y cinco años de historia de la organización de los NNATs, nunca más se dejará sin denunciar que se celebren reuniones del nivel de el de La Haya sobre y en nombre de la infancia trabajadora sin que estén presentes, como voces protagonistas, los mismos niños y adolescentes trabajadores organizados: esta arrogancia de querer hablar en nombre de alguien que se condena al silencio debe llegar a su fin. También los movimientos de los niños trabajadores seguirán pendientes de cuanto evento importante de OIT u otros equivalentes se vayan a organizar sobre trabajo e infancia y nunca más van a permitir que estos se concluyan sin que se haya escuchado, dentro o fuera del salón oficial. lo que los movimiento sociales de los niños trabajadores organizados tienen que decir sobre el tema. Pues estos procedimientos «en contumacia» finalmente son la negación de los derechos de la infancia trabajadora y nadie puede autoproclamarse legítimamente «tutor» de millones de niños y adolescentes trabajadores en el mundo que sí tienen su pensamiento, su proyecto, su cultura y quieren, exigen que se la respete y se la tome en cuenta.
Es por ello que consideramos que el encuentro paralelo de los NNATs en La Haya ha sido mucho más poderoso que la «gran gala» de la OIT. Porque era más legítimo y porque en ello se expresaba un protagonismo de la infancia trabajadora como animadora del presente y sembradora del futuro, como savia que dona vida a las prácticas sociales que asumen como propio el horizonte de un trabajo digno para todos los niños, niñas y adolescentes trabajadores .
Este número de la revista quiere dar cuenta de todo ello. Lo consideramos un número especial porque especiales fueron las circunstancias de donde surgieron los materiales que lo componen y que por ahora nos obligan, epistemológica, ética y políticamente a un estilo no de agresiva confrontación, pero sí de severidad crítica y de denuncia de los atropellos en contra de los derechos de la infancia trabajadora.
Y sin embargo, fieles como somos a la fórmula gramsciana del «pesimismo de la inteligencia y optimismo de la voluntad», albergamos la esperanza de que los artículos de este número de la revista, puedan paradójicamente ser aprovechados en primer lugar por los que defienden la postura abolicionista, no a la espera de una «conversión» que finalmente nadie les va a pedir, sino más bien de un proceso de reflexión crítica auténtico y profundo, que además de obligar a cada cual a enfrentarse con sus propias contradicciones, pueda abrir una nueva etapa de mayor compostura en el debate, de superación de cualquier tónica sa-cralizadora, finalmente de una disponibilidad real al diálogo y a la recíproca consideración interlocutoria.
El 2 y 3 de noviembre en Bogotá tendrá lugar el tercer encuentro «contra el trabajo infantil» organizado por una empresa de telefonía, en coordinación con OIT. No nos gusta el título, pero el punto es otro. Estamos a la espera para ver si también esta vez se presionará para excluir los representantes legítimos de los movimientos de NNATs o si se les invitará a presenciar en el espacio y con el rol institucional que les compite. Estamos a la espera para ver si otra vez se quiere vulnerar el mandato participativo de CDN o si se quiere abrir espacios de efectiva construcción de ciudadanía activa para los NATs.
Los movimientos de niños trabajadores de todas maneras harán sentir su voz, aunque se les excluya otra vez de los espacios del oficialismo público. El futuro político de los movimientos de NNATs no depende de ninguna dádiva ocasional y transeúnte.
Sin embargo, si esta vez la actitud será de abrir estos espacios, en formas coherente con la importancia del proceso organizativo de los NNATs en el continente, los niños y adolescentes trabajadores organizados allí estarán, con discurso propio, con propuesta propia, con su visión propia del presente y del futuro.
De esta forma se evitará consumar otro acto prevaricador de injusticia en contra de la infancia trabajadora organizada, que no pide tutores o padrinos, que no quiere ser «ahijada» de ningún protector, sino que más bien pide cooperación, colaboración, acompañamiento en la acción y en la lucha por un trabajo digno en las que siempre los mismos niños y adolescentes deben mantenerse como actores y protagonistas.
La Revista Internacional NATs.